Asociación para la Solidaridad

Filipinas, dos años después

Alfonso Lora, Tacloban (Filipinas)

Durante los días 11 al 20 de enero tuve la oportunidad de viajar a Filipinas, a la zona más dañada por el supertifón Yolanda que asoló una parte del país en noviembre de 2013. Como voluntario de la Asociación para la Solidaridad, visité en compañía de nuestra ONGD hermana irlandesa Serve, los proyectos que vamos a apoyar gracias a los fondos aportados en la Campaña de Emergencia realizada al producirse esta tragedia.

Tras muchas horas de vuelo llegué a la ciudad de Cebú, que es considerada como la segunda potencia económica del país, por detrás de la capital Manila. Se encuentra en la región de las Bisayas Centrales, donde hace muchos años desembarcó el imperio español de la mano de Magallanes. Está influencia española se encuentra aún hoy muy visible en la cultura y el habla de los filipinos. Por ello, desde el primer día me encontré como en casa, no dudaron en acogerme y tratarme como uno más, lo que hizo más fácil la adaptación.

Mi primer destino fue la casa de retiro que tienen los redentoristas a las afueras de Cebú. Allí me reuní con Chris O´Donoghue, miembro de la ONGD redentorista irlandesa SERVE, que se convirtió en mi compañero de viaje. Él vivió de primera mano, junto con nuestro redentorista Carlos Galán, toda catástrofe del Supertifón Yolanda, por lo que su visión me permitió entender todo lo que allí estaba sucediendo.

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Unos días más tarde viajamos a Tacloban, que fue la ciudad más dañada por el Supertifón Yolanda. Los restos de lo que allí había sucedido dos años después eran patentes: casas arrasadas, escombros, construcciones temporales, árboles caídos, miles de personas trasladadas… Aun así, me es difícil imaginar la verdadera magnitud de lo que allí sucedió. Esos vientos huracanados que hicieron volar los tejados de chapa y escombros destrozando todo a su paso y esas olas gigantes creadas por el supertifón que arrasaron y ahogaron a miles de familias. Lo peor es que gran parte de la economía de la región era la pesca, y por ello muchos vivían en zonas costeras en casas de caña tradicionales que fueron devastadas. La cifras oficiales hablan de más de 6.000 muertos y cientos de desaparecidos.

Es cierto que la tragedia está muy presente en el día a día de Tacloban, pero no es menor la esperanza en comenzar a cambiar las cosas y seguir adelante con una sonrisa en la cara. Muchos han rehecho su casa en la misma zona costera porque no tienen otra opción y muchos otros están siendo trasladados a nuevos barrios. Por ello, Asociación para la Solidaridad está trabajando conjuntamente con SERVE para realizar los proyectos que ayuden a estas personas.

«La tragedia está muy presente en el día a día de Tacloban,
pero no es menor la esperanza»

Visitamos en primer lugar el proyecto de rehabilitación de la Escuela San Fernando, con la que ya se han reformado unas 20 aulas, reparando el techo, equipándolas e incorporando unos aseos para los niños y niñas. Faltan todavía por reparar la biblioteca y otros espacios comunes. La verdad es que las profesoras, la directora y todos los alumnos estaban muy contentos y agradecidos por nuestro apoyo, valorándolo de una manera que no podría haber imaginado nunca.

Alfonso Lora (i) con el equipo de la Escuela San Fernando
Alfonso Lora (i) con el equipo de la Escuela San Fernando

El segundo proyecto que estamos llevando a cabo es la construcción de la nueva Escuela Elemental UTAP. Esta escuela quedó muy dañada tras el tifón y se encuentra en una zona muy degradada y empobrecida. Han tenido algunos problemas con el diseño y están aún esperando los informes de la exploración del terreno para poder iniciar la obra. La importancia de este proyecto es muy alta, debido a que los alumnos están en muy malas condiciones y necesitan con urgencia una escuela para poder tener un futuro digno.

«Los alumnos de la Escuela Elemental UTAP necesitan este proyecto con urgencia para tener un futuro digno»

Los siguientes días pudimos visitar el proyecto FRANCESCO de realojamiento de familias afectadas por el tifón y estuvimos viendo de qué manera podríamos participar y colaborar en él. De vuelta en Cebú pude visitar un proyecto que me ha marcado, es una escuela infantil construida por SERVE y que llevan las monjas de la Caridad. Muchos voluntarios irlandeses viajan en verano para participar en este proyecto tan interesante. Se encuentra en un barrio con muchísimas carencias y con familias muy humildes que se dedican a la pesca y al pequeño comercio.

Alfonso con Chris O'Donoghue y otros en la puerta de la Escuela UTAP
Alfonso con Chris O’Donoghue y otros en la puerta de la Escuela UTAP

Tuve la suerte de pasar una mañana y es una experiencia que jamás olvidaré, pese a que no hablaban ni inglés debido a que la mayoría de las familias no fue a la escuela. No podré olvidar las miradas, las sonrisas, su cercanía y cariño. La labor que allí se realiza es extraordinaria y resume toda mi experiencia personal, que es de agradecimiento y esperanza. Por ello solo puedo decir una cosa: ¡SALAMAT! (¡GRACIAS!).

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2 comentarios en “Filipinas, dos años después”

  1. Preciosa labor humanitaria en un pais, que dada la situacion en la que vive, toda ayuda economica, social, educativa y cristiana sera recibida con los brazos abiertos.

  2. Nunca sabremos apreciar lo suficiente todo lo que poseemos hasta que el vacío llega a tocar a uno mismo.
    Aprendamos a valorar todo lo que nos rodea tanto humano como material.
    Basta poner aquí un grano de arena para ver allá una sonrisa.
    Sigamos trabajando con el corazón.

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