Asociación para la Solidaridad

Desde tierras hondureñas

Voluntarios con miembros de la comunidad hondureña
Voluntarios con miembros de la comunidad hondureña

David Pérez, Trojes (Honduras)

Aprovecho un pequeño hueco en nuestra apretada agenda para escribir unas líneas, pues sabemos que son muchas las personas que desde España queréis información sobre nosotros y nuestro trabajo aquí. Como seguro que ya sabéis, Jose y Alfonso participaron durante dos semanas en la misión popular de la parroquia de la Santísima Trinidad de Managua (Nicaragua). Durante 15 días visitaron casas en distintos barrios, animaron reuniones, convocaron a jóvenes y niños, y pudieron comprobar que el calor en la capital de Nicaragua no está sólo en sus gentes.

Bea y yo llegamos justo el día en que la misión se daba por concluida. La siguiente etapa de trabajo nos llevaría a Honduras, al fronterizo pueblo de Trojes. Llegar a Honduras no fue tarea fácil, el camino por carretera es largo, sinuoso y en bastantes tramos muy empinado. Con este panorama (y cuatro españoles fornidos con sus equipajes) no es de extrañar que el motor del coche se resintiese. Tuvimos que parar a repararlo y el trayecto se alargó inevitablemente. También pudimos comprobar el grado de corrupción de la Policía de tráfico que nos dio el alto, nos amenazó con multarnos y solo buscaba amedrentarnos para que le diésemos una “ayuda” que acabaría en sus bolsillos y no en los del Estado.

Trojes está en el Departamento de El Paraíso. Sólo con ese nombre podéis haceros una idea de la exuberancia del paisaje, el verde de sus montañas y la sensación de libertad y de grandeza que se experimenta en esta tierra. Aquí estamos supervisando algunos proyectos de la Asociación que ya están en funcionamiento o que precisan de una reorientación, así como posibles nuevos campos de actuación.

Dificultades en las carreteras hondureñas
Dificultades en las carreteras hondureñas

En este trabajo de conocimiento de las realidades y las necesidades de las distintas comunidades que forman Trojes emprendimos camino de la aldea de Nueva Esperanza (donde AS colaboró en la construcción de la escuela). Para  llegar a este enclave hay que recorrer una treintena de kilómetros por caminos imposibles en un todo terreno. Estamos en plena época de lluvias, por lo que las calles (como ellos las llaman) eran pura mantequilla, el lodo se deshacía bajo el peso del coche. En un punto del trayecto, ante las condiciones del mismo y después de haber tenido que empujar y sacar del lodo el vehículo en varias ocasiones, tuvimos que desistir de llegar a Nueva Esperanza en coche. Pero entonces llegaron varias personas con mulas, caballos y burros para salvar el último tramo.

Y así, a lomos de las bestias y de la tenacidad de unos y otros, alcanzamos nuestro destino: una comunidad comprometida, ilusionada y consciente del esfuerzo que tanto en España como en Trojes tenemos que hacer para sacar adelante los proyectos. Allá están poniendo empeño para construir una clínica que dé cobertura a las aldeas cercanas. Las dificultades de acceso (como bien pudimos vivir en primera persona) ponen en peligro a las personas enfermas que, en ocasiones, no han tenido más remedio que sacar a pie en camilla hasta el centro de salud más cercano, a mitad de camino de Trojes.  El sol salió por intercesión de San Cristóbal, patrón de la aldea, y secó en parte  los caminos para la vuelta.

Con las mulas y los caballos
Con las mulas y los caballos

El esfuerzo, el barro, la lluvia, la humedad, los zancudos o las diferencias gastronómicas no han minado nuestra ilusión, que se ve alentada a cada instante por las muestras de cariño, los gestos de acogida, las miradas de sincero agradecimiento y el compartir sencillo que recibimos de las distintas comunidades, familias, grupos parroquiales y personas individuales con las que nos cruzamos en estos días. Estamos muy agradecidos a la comunidad redentorista que nos acoge y trata a las mil maravillas.

Nos quedan unos días aquí en Trojes, tenemos previstos  encuentros con delegados de la  palabra para hablar de solidaridad, fe y responsabilidad política; con los jóvenes para reflexionar sobre la afectividad y las relaciones hombre-mujer, y también para echar un partidito de fútbol (aquí la mayoría son del Barcelona). También visitaremos alguna comunidad más para evaluar y proyectar nuevas iniciativas solidarias.

Voluntarios AS en Honduras
Voluntarios AS en Honduras

Como veis, trabajo no nos falta, así que os pidamos que sigáis recordándonos y rezando por nosotros y por toda esta buena gente.  Hasta más ver…

Bea, Jose, Alfonso y David

1 comentario en “Desde tierras hondureñas”

  1. Mucho ánimo y a seguir construyendo el Reino, con pico y pala si hace falta, y siempre con alegría y una buena dosis de sentido del humor…. Dios es Humor…
    Una alegría saber de vosotros y vuestras peripecias. Abrazos y oraciones a montones¡ Tb besos para la dama.

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